Mejor situaciones que problemas, desde hace mucho tiempo he cambiado un poco mi forma de decir y pensar las cosas.
Y la principal en mi lista de cambios, es la palabra «problema».
Cuando decimos que tenemos un problema o que habrá algún problema, nos predisponemos a algo malo.
La palabra problema nos llena de pensamientos, actitudes y reacciones negativas que no harán que las cosas se mejoren o acaben de la mejor manera.
¿Qué son los problemas?
Asunto, preocupación o disgusto que tiene una persona sobre ciertas cosas que no son como lo desea, como lo quiere o como lo imagina.
Suelen devenir de conflictos negativos que requieren solución y cuando está se consigue, las personas encuentran alivio.
Aunque en el estilo de vida común, los problemas llegan y se van cada día, convirtiéndolos en días pesados, negativos y sin paz.
¿Qué son las situaciones?
Son momentos en un día o más tiempo que se van desarrollando cuando una persona se toma el tiempo de reconocerla, analizarla y solucionarla.
Las situaciones permiten practicar la capacidad de resolución que poseemos naturalmente, haciéndolo de forma calmada, sencilla y en paz.
Se les conoce como situaciones de riesgo, situaciones de riesgo social o demás que afectan a una población en específico.
¿Por qué mejor situaciones que problemas?
Personalmente, decir que hay situaciones en vez de problemas, me permite estar más tranquila cada día. Puesto que, sé que soy capaz de solucionar todo lo que tenga delante y lo que no pueda solucionar no lo voy a forzar, ya que supondría gasto de energía a mi ser.
Esto no quiere decir que no me preocupe por las cosas a las que no les vea solución. Al contrario, las analizo muy a fondo y hasta llegar a lo más básico de la situación, hasta quedar sin opciones.
Así, aprendo a vivir con la certeza de que siempre doy lo mejor de mí para la resolución de situaciones complicadas y sencillas.
¿Qué beneficios me dará pensar en situaciones?
Pensar en forma simple, como lo es la palabra «situación», me dará un sentido más básico y sencillo de lo que puede llegar a ser un asunto.
- Permite no prejuzgar una situación en concreto con pensamientos y personalidades preformadas.
- Da un sentido y perspectiva más amplio de lo que sucede.
- Permitirá organizar las situaciones por orden de importancia, sabiendo que aunque sea menos importante tendrá la misma atención y dedicación.
- La sensación de logro al saber que la solución es más sencilla de lo que otras personas creían es todo.
- Evita que estemos preocupados a cada momento por una situación diferente a la cotidiana.
Mejorando y cambiando las palabras
Además del cambio empleado en la palabra «problema», con el paso de los años he visto, escuchado y aprendido sobre otras palabras que nos predisponen a pensar las cosas con más complejidad de la que en realidad poseen.
- Necesidad. Si siempre dices «necesito esto o lo otro», le estás dando a entender a tu cerebro, que no lo tienes y que probablemente no lo tendrás cuando lo desees.
- Pero. Una pausa muy conocida que da a entender que las cosas no se podrán hacer, sin tener un porqué.
- Menos. Restar importancia a las cosas, poco a poco nos enseña a restarle ganas, energías y ánimos a todo lo que hagamos en nuestras vidas.
- No puedo. La frase más peligrosa, el impedimento que le coloca freno a todos los sueños y aventuras. No dejes que te atrase y te arrastre, elimínalo de tu consciencia y pronto se irá de tu inconsciencia.
- No. Utilizar tanto el No, te da señales de que es más fácil pero más perjudicial para tu vida decir no a todo. Cámbialo por el Sí y verás el cambio a la libertad.
- Mal. No todo es malo y no todo está mal, es esencial que sepas que acostumbrarte a decir que las situaciones están mal o son malas se convertirá en hábito para todo, hasta para lo bueno.
- Fracaso. Pueden existir cada día, pero no son fracasos en sí. Son aprendizajes, enseñanzas y habilidades que obtenemos con situaciones que se presentan para ayudarnos a elevar nuestra capacidad de resolución.
Y otras palabras más que no deberíamos decir tan seguido (raro, debo, no debo, IMPOSIBLE, aburrido, odio…). Lo ideal es cambiar esas frases con fondo negativo en su opuesto positivo. Así logramos cambiar nuestra mentalidad hacia lo bueno, lo simple, lo bello, lo feliz y lo que en realidad da paz.
Cambios en mi vida con las situaciones
Ahora soy mucho más positiva, alegre, capaz y con más habilidades que antes. Prefiero decir situaciones que problemas, y así estar más segura de que la solución está muy cerca.
¿Cómo lo hice?
Aprendí a reconocer las palabras que te nombre antes y al hacerlo, inmediatamente las cambié por su opuesto positivo, cambiando la estructura de las frases y oraciones.
¿Qué digo en forma positiva?
- Gracias.
- Quiero.
- Tengo.
- Sí.
- Soy capaz.
- Yo puedo. Sí puedo.
- Aprendo.
- Lo haré.
- Más.
- Soy feliz.
- Vamos.
¿Qué es lo más importante para mí?
Sonreír, así de sencillo, sonríe cada vez que te vuelvas consciente de que vas a cambiar una frase a su opuesto positivo.
Déjate llevar por esa pequeña sensación, que está ahí dándonos a entender que lo estamos haciendo bien.
Antes de que logres darte cuenta, estarás enseñándole a los demás a cambiar su estilo de vida y de ver las cosas.